FAMILIA
La familia como uno de las causas del trabajo infantil
El tema del trabajo infantil es, sin lugar a duda, bastante complejo en la sociedad peruana. Nosotros que tenemos el privilegio de poder vivir en un hogar cómodo, con luz, agua e insumos pagados, se nos hace difícil comprender cómo un niño tiene que verse forzado a trabajar desde el alba hasta el atardecer y que lo haga desde antes de cumplir los diez años. Ante este tema, debemos considerar cuáles son las causas en el entorno familiar que llevan a que este acontecimiento tan triste ocurra. Para poder, entonces, entrar a fondo en el tema, podemos considerar la ausencia de los padres, la orfandad y el abandono como algunos de los causantes de dicho problema.
En primer lugar, consideremos el tema de padres ausentes cómo el más impactante, ya sea por encarcelamiento, divorcio o algún otro problema similar. Este factor es una de las primeras causas del trabajo infantil y la razón es bastante simple: al estar uno o ambos padres ausentes, se crea una necesidad económica en la familia donde el hijo o hija mayor asumen financieramente parte de la responsabilidad, principalmente en los gastos básicos. Según Mendoza A., “se sabe que más de 25 millones de personas obtienen ingresos apenas para cubrir las necesidades alimenticias.” Cuando en el hogar hay hambre, falta de insumos básicos y recursos de primera necesidad, muchas veces es necesario que todos trabajen, lo cual es muy triste, pues los niños, en lugar de disfrutar de su niñez y asistir a la escuela, tienen que salir a la calle en busca de trabajos que generan muy pocos ingresos a la familia.
Por otro lado, debemos considerar el tema de orfandad y abandono. La orfandad es una de las principales causas del trabajo infantil, ya que, mayormente, en las zonas pobres, los hijos no tienen los recursos suficientes para mantenerse y cuidarse por sí solos. No es bastante complicado entender que, ante la ausencia de ambos padres, el menor no tiene otra opción que recurrir a sus propios medios, ya que este se encuentra en una situación de extrema pobreza y vulnerabilidad. Según la organización mundial de salud “es fundamental que los niños puedan alcanzar un crecimiento físico y un desarrollo psicológico óptimo” (el comercio) también las cifras no son alentadoras, ya que hay más de 168 millones de menores víctimas del trabajo infantil en el mundo y uno de los 7,9 millones niños obreros (WHO 2018) muchos de ellos según la organización trabajan más de 9 horas diarias en condiciones extremamente precarias y en algunos casos con bastante riesgo para la salud. Lamentablemente, cuando hay abandono total o casos de orfandad y no hay familiares que lo puedan ayudar, resulta entonces el trabajo infantil como la única solución viable.”
En conclusión, el tema del trabajo infantil es una cuestión que nos involucra a todos. Si bien es cierto que la ausencia de los padres, el abandono, la orfandad y la necesidad económica son motivos bastante fuertes, no podemos dar la espalda a estas personas que no cuentan con la misma situación ni recursos que nosotros. Este no es un problema externo a nuestra realidad, sino que es un aspecto social que nos involucra a todos y solo cuando logremos concientizarnos que existe un problema e involucrarnos en ser parte activa de la solución, podrá la sociedad empezar a resolver una condición que no debería existir para los más vulnerables. En otras palabras, los niños, en vez de salir a la calle a buscar trabajo, deberían jugar y asistir al colegio, pues eso es lo normal a esa edad. Para resolver esta triste situación, debemos hacernos una pregunta muy clara y concisa: ¿si no somos nosotros, entonces quién lo hará? En síntesis, comprometernos en ser agentes vivos del cambio y ponernos en los zapatos de nuestros hermanos que sufren de una situación que no deberían de estar pasando.